En España todo el mundo es Abogado, mientras no se pruebe lo contrario / Abogados Blog

Abogados Blog: El Alma de la Toga (1919) de Ángel Ossorio y Gallardo

    Un abogado joven no sólo tiene que enfrentarse a los prejuicios de la inexperiencia, también al equívoco frecuente del concepto de Abogado, tal como hoy se entiende, con sus honores y vergüenzas heredadas de terceros por experiencias pasadas. 

Digo: «Soy Abogado», me responden: «¿Abogado de qué?». 

    Es cierto, hay muchos tipos de abogado según su especialización, pero todos comparten la misma denominación de abogado. A veces me es difícil poder hacer entender lo que es realmente un abogado cuando me dicen de que un tal fulanito usa la denominación de abogado cuando en realidad nunca ha ejercido la profesión (por el motivo que sea).

    Leyendo «El Alma de la Toga» (1919) de Ángel Ossorio y Gallardo (el que "según dicen" es el libro de cabecera de los abogados), me encontré, precisamente, con un capítulo que hacía referencia a esta cuestión, y la verdad, es que no se puede explicar mejor que como lo hace Ossorio: «La Abogacía no es una consagración académica sino una concreción profesional»

    Y es cierto, nuestro título universitario no es el del «Abogado», sino el de «Graduado en Derecho», aunque la realidad de los tiempos implique que para el ejercicio de esta noble profesión haya que realizar además un Máster de Acceso a la Abogacía y un exámen del Ministerio de Justicia para demostrar las aptitudes profesionales suficientes (aunque les confieso que su dificultad es relativa). 

    A esto, hay que añadir que la Abogacía es una profesión regulada, que implica la obligatoria colegiación y que está sujeta a unas normas estatutarias y deontológicas que impiden y limitan que cualquiera pueda hacer uso de la ilustre denominación de abogado (concretamente: la atribución en exclusiva de la denominación de abogado del artículo 4.2 del Estatuto General de la Abogacía Española al incorporado a un colegio profesional como ejerciente).

¿Quién es Abogado?

    Dice Ossorio en su libro algo así como que «quien no dedique su vida a dar consejos jurídicos y pedir justicia en los Tribunales, será todo lo graduado o licenciado que quiera, pero Abogado no es». No le falta razón, pues de la Facultad de Derecho se sale sabiendo más bien lo que uno se haya propuesto, y por lo que escribía Ossorio hace ya casi un siglo, la enseñanza entonces ya tenía los mismos problemas que sigue teniendo hoy, ahora más aún con las clases online.

    Ningún título convierte a una persona en «Abogado», ni mucho menos, sino que se hace con «las disposiciones psicológicas adquiridas a costa de trozos sangrantes de la vida». Sólo por poner un ejemplo, según el Consejo General de la Abogacía Española sólo en Madrid hay actualmente 75.300 abogados colegiados, de los cuales 43.884 son ejecientes, en España el total de colegiados es de 249.153 y ejercientes un total de 153.913. ¿Cuántos de todos ellos se ganan la vida realmente como abogados? por pura aritmética, probablemente menos de la mitad.

    Muchos dedicarán su vida a muy variados y dignos menesteres, pero como dice Ossorio, «Abogado es en conclusión el que ejerce permanentemente la Abogacía. Los demás serán licenciados (o graduados) en Derecho, muy estimables, muy respetables, muy considerables, pero licenciados (o graduados) en Derecho, nada más».

Escrito por Jesús Santorio Lorenzo - Abogado Ejerciente en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid.

Abogados Blog - Todos los derechos reservados.

Publicar un comentario

0 Comentarios